La Oficina Salitrera Chacabuco:
la pobreza del abandono, la riqueza de la memoria.
Desde hace varios años, recorro,
miro, observo y siento el desierto como mi lugar en el mundo. Lo percibo como
un sitio de paz y armonía, aunque la crudeza del clima haga que la mayoría de
la gente lo sienta como un lugar hostil.
A través de estas ideas y venidas, he ido comprendiendo la lógica, la
dinámica y sobre todo, he podido establecer lazos y relaciones con los
pobladores que pueblan la vastedad del desierto. Ellos me han regalado valiosas
horas de su tiempo, permitiéndome entablar un diálogo que hace posible intentar
comprender la lógica de las personas
y de las comunidades que habitan
el desierto más seco del mundo.
Las regiones del norte, tienen
grandes riquezas y si bien la minería se desarrolla de manera diacrónica y
sincrónica desde la época precolombina, hubo una rama de esta
industria que, aunque duró relativamente poco – alrededor de 60 años- tuvo la capacidad de transformar el paisaje
desértico de una manera hasta ese momento nunca visto y fue capaz de movilizar
a miles de personas: el salitre.
No es mi intención en este
espacio intentar describir la vida en las salitreras ni el proceso industrial
en sí mismo, sino más bien, reflexionar a partir de los vestigios que se
encuentran en el paisaje del desierto, rompiendo un poco la “monotonía de miles
de kilómetros monocromos”. Hace dos meses, tuve la suerte de poder visitar la
Salitrera Chacabuco, situada en Antofagasta, y aunque tiene un enorme y natural
encanto por el solo hecho de existir en el medio del desierto, sentí una
profunda necesidad de conocer de Chacabuco y también de otras salitreras, sobre
todo porque no deja de sorprenderme la capacidad del ser humano para construir,
destruir y abandonar, sin mirar atrás… y en el camino transformar vidas,
mentalidades, percepciones de una manera muy profunda. Tan profunda que 60 años
de explotación han marcado el devenir de estas regiones.
En la pampa salitrera, se
encontraban yacimientos de enorme extensión, con una elevada ley y una relativa
accesibilidad, que le dieron al país un monopolio natural por cuatro décadas.
La explotación del salitre se
caracterizó por su orientación pre-moderna basada en unidades productivas
dispersas y de baja tecnología; asimismo la técnica de elaboración del salitre,
fue variando hasta que se consolidó un sistema llamado “Shanks”. La tecnología Shanks trajo consigo también un
tipo específico de organización del trabajo, adaptada a las faenas del nitrato
y al desierto salitrero, una forma específica de organización de los campamentos
y una vida cotidiana más bien comunitaria, podríamos decir de reciprocidad
y solidaridad, ya que la características
particulares de estos campamentos, crean un tipo de sociedad y de cultura
particular, en donde se engloba todo, desde la organización del trabajo, la
economía, las relaciones
interpersonales, y todo lo que lleva a la creación del “ser pampino” . Una
construcción desde el salitre, para el salitre y por el salitre.
La Importancia de la Oficina Salitrera Chacabuco
La Oficina Salitrera Chacabuco fue una
Oficina mediana, construida entre 1922 y 1924, sobre los terrenos de la Ex
Oficina Salitrera Lastenia. La producción comenzó en 1924 y se mantuvo hasta 1940.
La Oficina limitaba hacia el Noroeste con la Oficina “Aurelia”, Norte con Oficina “Cecilia”, al Noreste con la Oficina “José Santos Ossa”, al Sur con la Oficina
“Blanco Encalada” y al Sudoeste con la Oficina “Francisco Puelma”, todas
pertenecientes al Cantón Central,
conocido como el Cantón Bolivia[1] La
“Oficina Chacabuco” se encuentra a unos 115 kilómetros de Calama. El Cantón Bolivia no se llamó así por la
cantidad de trabajadores de esa nacionalidad, sino que guarda relación con que
el tren que pasaba por esa zona, llegaba hasta Bolivia.
La idea era levantar una oficina de 26 hectáreas para la explotación de caliche, para la producción de 15 mil
toneladas métricas de salitre bajo el sistema de producción Shanks (fue la
última oficina salitrera con este sistema de producción). El recinto poseía un
núcleo productivo y otro urbano, con todas las comodidades para atender a una
población que llegó a 5.000 personas.
Chacabuco cerró definitivamente sus puertas en 1940 y en 1945 comenzó su desmantelamiento tras la infructuosa espera por parte de
Lautaro Nitrate Co. por la reactivación industrial del salitre. En 1968 la oficina fue vendida a la Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH), hoy conocida como SQM.
La Oficina Chacabuco fue declarada Monumento Nacional, e inscrita en el Registro de Monumentos Nacionales con el Nº68, por decreto del Ministerio de Educación Público de Chile Nº1749 de fecha 26 Junio 1971, en la categoría de Monumento Histórico, como una forma de preservar el testimonio de lo que fue el desarrollo industrial del salitre en Chile y el modo de vida de la época. A raíz de esta declaratoria entre los años 1971 y 1973 se realizaron algunos trabajos orientados a la restauración, conservación, ordenamiento y limpieza del lugar, con el objeto de transformarlo en un Museo de Sitio, Centro de Estudios y Registros, lo que no llegó nunca a concretarse pues este lugar, luego del Golpe de Estado de Septiembre de 1973, fue utilizado por las Fuerzas Armadas como lugar de detención y Campo de Prisioneros Políticos hasta 1974.
El Campo de Prisioneros Chacabuco
fue utilizado desde principios de noviembre de 1973, hasta abril de 1975,
con más de 1.000 presos políticos. Este
Campamento era sólo de hombres. El sector de prisioneros fue delimitado con
alambradas de púas, minas antipersonales y torres de vigilancia con personal
armado. Como recuerdas Jorge Montealegre, preso en Chacabuco” El sector
alambrado, que fue donde vivimos y penamos, tenía más o menos seis cuadras de
largo y tres de ancho. Había pabellones para obreros y para los empleados.
Todas eran casas pareadas, de adobes y techos de calamina. Durante el día, cada
casa era un horno y de noche, una nevera. Cuando llegamos ninguna casa tenía
puertas ni ventanas. Les habían clavado arpilleras, que el viento las sacudía a
su antojo. Se improvisaron dos grandes letrinas, con duchas y lavatorios. Los
servicios higiénicos eran dos o tres grandes acequias con tablones encima para
solo poner los pies.”[2] En el 2014 se cumplieron
40 años desde el cierre de este Campo de Prisioneros, una memoria que debe tutelarse.
![]() |
Mural realizado por los presos políticos Foto archivo personal |
El valor histórico que tiene este lugar se
merece, sin lugar a dudas preservación, conservación y difusión. Aun cuando
este sitio histórico ha sido declarado monumento Nacional, la verdad es que no
se ve que haya habido intervenciones concretas que permitan pensar en la
preservación de los diferentes sectores que conforman este campamento, más bien
da la sensación de que hay un efecto dominó, en donde se van cayendo, uno a uno
los muros que albergan tantas historias y
tanta memoria.
![]() |
Zona industrial Fuente: museo de antofagasta |
![]() |
Bodegones Salitrera Chacabuco Fuente:http://luisemiliorecabarren.cl/?q=node/89/ |
![]() |
Vista de la Chimenea Foto archivo propio |
Cercando el desierto
Las consecuencias en el paisaje que
tuvo la instalación de esta industria fueron enormes.
El desierto se vuelve un lugar habitado y los
paisajes van cambiando drásticamente. Se configura el espacio urbano de las
oficinas salitreras en el desierto de Atacama, se produce una inmigración de
hombres y mujeres no solo desde otras regiones sino desde otros países, y
alrededor de la industria van tomando forma los diferentes ramales del tren que
conforman una verdadera maraña de vías, todas dispuestas para facilitar la
salida del salitre desde el desierto hasta los puertos donde se trasladaba a
Europa o a China[3].
En torno a sus faenas se asentaron los
trabajadores junto con sus familias, se instalaron fábricas, maestranzas y
talleres. Las salitreras se fueron construyendo como verdaderas ciudades en
donde vivían cientos y miles de personas. Lo fascinante de esto, es que en el medio de
la vastedad del desierto, surgen estos pueblos
amurallados, perfectamente limitados, es una ciudad que está hecha a
medida, calculada metro por metro.
Así, la estructura de la
salitrera en sí misma, se repite en cada Oficina , una y otra vez, además de la
infraestructura industrial, se construyen dentro de estos muros edificios que
satisfacen algunos servicios de salud
como el policlínico, y otros que proveen
entretención como el teatro y biógrafo. La plaza era un lugar significativo de
encuentro, y no podía faltar la iglesia, que generalmente contaba con un cura
residiendo en la misma salitrera.
En Chacabuco había Servicios Administrativos y Recreativos para los Trabajadores: Existía una sección de Bienestar
Social que atendía todos los problemas y trámites legales de los trabajadores y
sus familias, Servicio Médico con Hospital y Maternidad de atención gratuita
con entrega de medicamentos, un Teatro en donde funcionaban periódicamente
Compañías de Teatro y Biógrafo y anexo al Teatro había una gran sala
Filarmónica y una Biblioteca. También había una Iglesia católica construida en
madera, Cuartel de Carabineros, Gimnasio con sala para practicar boxeo, dos
Canchas de Fútbol y Clubes Sociales Deportivos que inducían a la práctica de
diversos deportes tales como Atletismo, Fútbol, Básquetbol, Box, Ciclismo y
Tenis.
A simple vista, todo estaba hecho
para generar las condiciones de vida propicias para que la rueda siga
girando. Lo engañoso de estas realidades
es que en el policlínico nacen los mismos niños que el día de mañana a temprana
edad serán loncheros, herramenteros, matasapos, y quienes luego aprenderán los
oficios concernientes a la industria, se casaran con la vecina de toda la vida
quienes trabajaron de empaquetadoras en la pulpería o libreteras cuando niñas y tendrán a sus hijos en el mismo policlínico
donde nacieron ellos. Y todo intramuros.
![]() |
Niños en Sector de casas de trabajadores Fuente: Memoria Chilena |
![]() |
Detalle paredes Sector casa de trabajadores Foto Archivo personal |
![]() |
Vista casas sector de trabajadores Foto archivo personal |
Si bien existían varios servicios
que suponen una mejor calidad de vida, existen ciertos indicadores que terminan
despejando las dudas sobre la buena voluntad de los administradores y los
dueños. Como por ejemplo, la pulpería.
La pulpería fue un gran invento:
todo lo que el trabajador necesitaba –o el patrón consideraba que necesitaba-
se encontraba en ese mega almacén[4],
en donde la gente compraba desde la harina, el aceite y el pan, hasta telas
para confeccionar ropa, cremas, artículos de perfumería, vajilla, etc., aunque
los precios siempre eran más elevados, debido a que estaban forzados a comprar
ahí, pues, lo curiosamente bien estudiado del sistema era que el trabajador
ganaba en “ficha-salario”[5],
y esas fichas, solo podían ser gastadas en esa
pulpería… que era propiedad del mismo patrón –la misma administración- que le
pagaba el mismo salario en las mismas
fichas para pagar en la misma pulpería… y así infinitamente…. Hasta que el
trabajador se revelaba o moría en la obediencia. Pero el tema de las pulperías…
eso es otro cuento… que tendremos que ver más adelante, pues es muy interesante
(e indignante… e ilegal.)
La ley que prohibía el pago con
ficha-salario se promulgó en 1924, año
de inicio de la construcción de Chacabuco, por lo que no se llegó a utilizar
este sistema, donde sí se utilizó fue en la Oficina Lastenia, que venía funcionando
desde principios de siglo XX.
![]() |
Pulpería de Salitrera María Elena Fuente: http://chajurdo.blogspot.com/ |
Pulpería Salitrera Humberstone Fuente:http://chajurdo.blogspot.com/ |
![]() |
Pulperia Salitrera Chacabuco, Sección amasijo. 15 de Agosto de 1924 Fuente: http://elteterapampino.cl |
Se constata una concordancia
entre la arquitectura de las casas y habitaciones donde vivían estas personas y
los puestos que ocupaban. Esto es la modelación
del individuo, la imposibilidad de cualquier tipo de movilidad social,
determinado desde la arquitectura de los barrios, ya que operaban los campamentos
americanos: La casa del Administrador, las casas para empleados de la
administración y finalmente el campamento de obreros. Los patrones con sus canchas de tenis, y
piscinas, espacios verdes, grandes árboles y una vista privilegiada. Los
trabajadores repartidos en sus
respectivas cajas de zapatos: empleados administrativos en un sector,
trabajadores solteros en otro sector y trabajadores casados con su familia en
un tercer sector. En terreno, al caminar
por las calles desiertas de cualquier salitrera, se puede sentir que una casa es cualquier casa,
hay una homogeneidad que impersonaliza cualquier intento por sobresalir de esas
paredes. Es raro decirlo pero parecen las barracas de los presos en las
películas antiguas, lo cual no deja de ser bastante gráfico.
![]() |
Vista actual de la pulperia ( restaurada) Foto archivo personal |
![]() |
Vista actual de la pulperia Foto archivo personal |
En Chacabuco el Campamento constaba
de :
1 Edificio "Chalet" para residencia del administrador
1 Edificio Rancho para residencia de los empleados solteros con 26 habitaciones, amplio comedor, salón de billares, Sala de Lectura, etc.
13 Casas estilo chalet para empleados superiores
1 Edificio estilo chalet para casa de huéspedes
323 casas de adobes de 2 piezas
287 casas de adobes de 3 piezas
38 casas de adobes de 4 piezas
12 casas de adobes de 6 piezas
46 casas para empleados de 3 y 4 piezas dotadas de baño, W.C. y alcantarillado
250 piezas para trabajadores solteros[7]
![]() |
Chimenea en el living de la casa del administrador Foto archivo personal |
![]() |
Viviendas de trabajadores Foto archivo personal |
Además de estas casas para albergar al
personal, la Oficina contaba con:
1
bloque edificio (hormigón y ladrillo) para: Bodega, escritorio, maestranza, y
calderería;
1
edificio para la pulpería (ladrillo y adobe)
1
edificio de bodega
1
edificio uso de teatro, con 750 cuadrados, 3 pisos, de una capacidad para
700 espectadores (adobe y hormigón)
1
edificio para filarmónica (adobe y hormigón)
1
edificio escuela
1
edificio de casa yodo (madera)
1
edificio sección mercado
1
edificio sección corral
1
edificio Hotel
1
edificio hospital (adobe y concreto)
1
edificio iglesia (adobe y madera)
1 edificio baños públicos (concreto)
![]() |
Hospital y maternidad Foto archivo personal |
![]() |
Vista general de las oficinas y administración Foto archivo personal |
Ahora bien, si uno es un poco
ingenuo, o incrédulo, podría pensar que en estos intramuros, la gente lo tenía
todo, pero no esto dista de ser así. En
1933 Alejandro Lopetegui, escribió un
folleto (así lo denomina él mismo) en donde da cuenta al Intendente de
Antofagasta las crudas condiciones de los obreros, sus hogares -por los cuales
se descuenta del sueldo un arriendo- sin
luz eléctrica ni baño, teniendo que comprar el agua que beben o viviendo
con la comida racionada. No se sabe hasta qué punto, estas condiciones
hubiesen mejorado si el negocio del salitre hubiese seguido siendo tan rentable
como antes. Lo que sí es efectivo que en muchas ocasiones hubo revueltas y
huelgas que fueron apagadas a punta de fusil, ya que en esa época era costumbre
enviar a al personal militar a calmar la
rebelión de los trabajadores.
Para los efectos de esta pequeña
reflexión, lo que interesa es poder entender que ese modo de vida tan
particular ha desaparecido. Es cierto que existen otras formas de esclavitud
solapada, otras actividades extractivas que generan modificaciones en el
paisaje, pero lo que ahora está sobre la mesa, es esta: la vida en las
salitreras.
El cierre del negocio, significó
un vaciamiento del desierto, un éxodo inverso, desde el desierto a las
ciudades, hacia los puertos… hacia cualquier lugar fuera de los cantones. Estas ciudades de adobe y metal, han quedado
en el abandono. Cientos de pequeñas
ciudades se van cayendo de a poco, despacio… algunas hasta desaparecer por
completo.
![]() |
Torre de electricidad. Salitrera Chacabuco Foto Archivo personal |
¿Qué pasa tras el abandono?
Lamentablemente la respuesta es:
más abandono. Existen numerosas
salitreras a lo largos de Tarapacá y Antofagasta, y con excepción de algunas
pocas, entre las cuales se destaca Santa Laura y Humberstone, el resto está
casi a la deriva.
La historia del salitre, es corta
temporalmente, pero geográficamente muy extensa y ha marcado a Chile de una
manera importante. Lo que hay que preguntarse es por qué el país no tiene un
plan de gestión patrimonial para estos sitios históricos, que son tan
relevantes para las regiones que los contienen
y que con una adecuada articulación, podrían ser generadores de
múltiples beneficios.
No pretendo hacer un plan de
gestión ni mucho menos, pero si vale la pena sentarse a reflexionar sobre estos
temas, pues hay que analizar varios factores importantes.
Como primer gran tema, podemos
decir que estos sitios están en estados de conservación diversos. De algunas
salitreras solo que da el cartel que recuerda lo que alguna vez conformó una
empresa pujante. Los terremotos, la falta de cualquier tipo de acción, los
robos y saqueos de los materiales, han hecho que de algunas oficinas solo quede
el recuerdo. Otras, como Chacabuco se encuentran en un estado de conservación
mas bien intermedio, en donde algunos sectores se conservan bastante bien y
otros sectores derechamente se han caído y sus muros están en el piso. En
Chacabuco particularmente se ha conservado muy bien el Teatro y allí se realiza
un festival de música anual, lo que ha hecho que se realicen inversiones para
su restauración y conservación, no así otros sectores como las casas de los
trabajadores o el hospital, cuyas paredes se van deteriorando y
consecuentemente colapsando de a poco.
![]() |
Algunos sectores de casas colapsadas Foto archivo personal |
Me animaría a decir que no hay un
catastro al día de hoy, que pueda dar cuenta del estado de conservación de cada
una de las salitreras o por lo menos de los cantones, de manera de poder
priorizar los sitios de alguna manera ( estado de conservación, importancia
histórica, entre otros). Considero que una de las dificultades que involucraría
poder hacer un catastro, radica
directamente en que las salitreras, si bien podrían considerarse como nodos o
agrupaciones de sitios, están dispersas
en varias regiones, lo que complejiza más aun su manejo y gestión.
En segundo lugar, no hay una
articulación de actividades relacionadas a estos sitios históricos que pueda
beneficiar a la población local, a través de la organización de un turismo
temático por ejemplo, que si bien ha sido criticado, también es cierto que en
estas zonas donde hay una concentración del mismo tipo de sitios, puede ser una
valiosa herramienta para poder facilitar la gestión de iniciativas privadas.
Por otro lado, se debe reconocer que la industria minera ha sido y es la
actividad económica preponderante en la zona norte y la crisis que se vive
actualmente en esta industria , contribuye a la cesantía de muchas personas que
habitan la región, y que no tienen más opciones de generación de ingresos. Por
lo tanto, es lógico pensar en que un desarrollo turístico de las regiones en
base a estos sitios históricos, es posible de llevar a cabo.
En tercer lugar, seria extremadamente
importante contar con una serie de registros que involucre todas las fuentes de
información y que haga hincapié en los
registros orales de las personas que aún pueden dar testimonio de las
vivencias. Poder ahondar en la vida cotidiana, en las costumbres, en lo oscuro
y lo profundo de la vida entre esas murallas que se constituyen como un
laberinto en el medio del desierto. En las revisiones – que confieso no han
sido muchas- de bibliografía referente a las salitreras se escribe poco
haciendo microhistoria, buscando los detalles de lo cotidiano. ¿Podríamos decir
que queremos las copuchas salitreras? Claro que sí, porque en lo cotidiano se
definen las personas y empezamos a entender la construcción de los espíritus,
porque este patrimonio inmaterial es la cotidianeidad que permitió que miles de
personas, cientos de familias, se aglutinaran entre cuatro paredes bajo una
lógica de producción que al final del día, parecía ser solo de explotación ( en
su sentido más crudo) , por muy marxista que suene.
Dejo hasta aquí, que se ha hecho
demasiado largo. Iré desglosando cada uno de estos puntos, para poder
desarrollarlos de manera que se pueda, al final, elaborar un marco de acción
con los pasos a seguir que podrían
implementarse en este u otro sector que involucre este tipo de patrimonio
histórico para su preservación y gestión , ya que esto debe ser encarado de
manera holística, es decir, creando los
marcos estratégicos correspondientes a la conservación, conocimiento,
protección, difusión, intervención y transferencia, reconociendo y poniendo en
valor de esta manera lo que representan las salitreras desde lo cultural, lo
histórico y lo económico.
![]() |
Estructuras colapsadas Foto archivo personal |
![]() |
Parte de las estructuras de las casas de los trabajadores Foto archivo personal |
![]() |
Vista general desde el Teatro Foto Archivo personal |
[1] Cantón
de Bolivia: Oficina Aconcagua, Filomena, Perseverancia, Curicó, Piaría,
Angamos, Luisis, Candelaria, Anita, Araucana, Aníbal Pinto, Arturo Prat,
Agustín Edwards, Cecilia, Leonor, Ausonia, José Santos Ossa, Carmela, Aurelia,
Lastenia, Francisco Puelma, Celia, Carlos Condell, Sargento Aldea, Ercilla,
Higinio Astoreca, Domeyko, Pissis, Savona y Augusta Victoria.
[4] En
Chacabuco, la pulpería era administrada por cuenta de la empresa con Secciones
de Tienda, Abarrotes, Panadería y Carnicería. Existía también un Mercado para
comercio libre.
[5] http://www.dibam.cl/Recursos/Contenidos%5CMuseo%20Hist%C3%B3rico%20Nacional%5Carchivos%5CFichas%20Salitreras.pdf
[6] ARCES,
Eugenio. Las ciudades del cobre: Del campamento de montaña al hotel
minero como variaciones de la company town. EURE (Santiago) [online]. 2003, vol.29, n.88
[citado 2015-01-21], pp. 131-148 . Disponible en:
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71612003008800006&lng=es&nrm=iso>.
ISSN 0250-7161. http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612003008800006.
[7] “…la
habitación consta de una sola pieza de 10 a 15 metros de superficie, sin más
comunicación exterior que la pequeña puerta de entrada, sin ventana, sin patio,
y frecuentemente habitada por dos o más obreros en común” (Congreso Nacional,
1913: p.223).
[8] http://www.vozdelapampa.com/oficina-salitrera-chacabuco-en-el-recuerdo
[9] AGUIRRE
MUNIZAGA, Claudio y DIAZ ARAYA, Alberto. El espejismo
de los lugares: La construcción del espacio en el desierto tarapaqueño. Huara,
siglos XIX-XX. Rev.
geogr. Norte Gd. [online].
2009, n.44 [citado 2015-01-13], pp. 29-48 . Disponible en:
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34022009000300002&lng=es&nrm=iso>.
ISSN 0718-3402. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-34022009000300002.
No hay comentarios:
Publicar un comentario